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Cambios de estación y caída del cabello

    Cambios de estación y caída del cabello

    Es conocido por todos que las causas de caída del cabello más importantes están vinculadas a problemas hormonales, nutricionales, estrés, herencia o toxicológicas. No obstante, hay una situación que ha sido soslayada por la ciencia, y se refiere al debilitamiento capilar durante los cambios de estación. Por cierto, la caída de cabello en estas fechas suele ser un problema pasajero, no obstante, quienes padecen ya alopecia diagnosticada, estos periodos agravan la situación y en muchos  casos hacen que los tratamientos ya instaurados no rindan sus beneficios durante esas semanas claves.

    Ahora bien, la pregunta que nos hacemos es: ¿qué factores condicionantes son los que aparecen en los cambios de estación, que nos  hacen caer el cabello?

    Desde el punto de vista estadístico, son dos las estaciones del año donde se observa este fenómeno con mayor frecuencia: el otoño y la primavera. Quienes han estudiado esto, verificaron que el bulbo capilar sufre los cambios de temperatura  abruptos, lo que condiciona la supervivencia del folículo piloso. Los días más proclives son aquellos donde las temperaturas altas del fin del verano pasan de manera abrupta a días mucho más destemplados, con descensos fuertes de temperatura. De igual modo cuando se pasa bruscamente de temperaturas frías a días calurosos, como ocurre durante el paso del invierno a la primavera.

    Esto genera una suerte de “shock” para el folículo piloso. Durante el otoño es quizás donde se ve más marcado este proceso, lo cual se conoce como efluvio telógeno estacional. Se trata de una caída de pelo que puede ser acentuada, pero suele durar unas pocas semanas (2-3) para luego comenzar a crecer nuevamente. Si pasados uno o dos meses el pelo no vuelve a crecer y seguimos con una pérdida pronunciada, seguramente la caída de pelo no es estacional. Durante el periodo de cambio estacional suele observarse contracción de los pequeños vasos (por acción del frío) que nutren el folículo piloso, haciendo mermar los  nutrientes que allí llegan. El cambio en la duración de la luz solar y otros factores medioambientales pueden influir en el ciclo de crecimiento del cabello, provocando una mayor duración de la fase telógena y, por ende, una mayor caída. Tengamos en cuenta que entre principios de otoño y final del verano hay más pelos que están en la última fase de crecimiento, en la llamada fase telógena.

    Recordemos también que la caída del cabello es un proceso continuo y cíclico. En promedio, una persona pierde entre 50 y 100 cabellos al día. Esto es parte del ciclo natural del cabello, en el que se produce una renovación constante. En los cambios de estación, esta pérdida normal de cabello puede duplicarse o triplicarse. ¿Es un fenómeno exclusivo de los seres humanos? Por supuesto que no. Sucede en plantas (con la caída de las hojas) y sucede en la mayoría de los mamíferos, los cuales experimentan caída de cabello o directamente mudas abruptas en ciertas épocas del año. No por casualidad, el término alopecia deriva del griego alopex (zorro), debido a que este animal cambia de pelo dos veces al año (en especial en otoño). La mejor manera de paliar esta situación es por medio de una buena alimentación, y proveer al cabello de productos que lo nutran, fortifiquen, eviten problemas oxidativos y por supuesto, faciliten la salida de nuevo cabello.